Buenos dias, pereza

Buenos días tristeza, da una visión cruda del mundo empresarial Durante décadas se consideró la empresa como una generosa máquina de crear empleo, y el lugar ideal para que el asalariado pudiese desarrollar todo su potencial, a cambio se exigía por parte de la empresa fidelidad y una entrega completa en bien del provecho común.
Hoy en día la empresa está  acabada: ya no es el lugar del éxito. Los títulos académicos ya no proporcionan seguridad, las jubilaciones se encuentran amenazadas y la carrera profesional ha dejado de estar garantizada. Miles de estudiantes universitarios preparados empiezan a mendigar empleos descualificados
El mundo empresarial ya no ofrece demasiadas posibilidades de proyectarse hacia el futuro: a las generaciones que vienen se les exigirán  todavía más títulos para ocupar puestos aún menos valorados y llevar a cabo tareas menos motivadoras.
Ya nadie cree en la empresa, la desmotivación es propia de todos los trabajadores del mundo y sólo desean cobrar un sueldo a fin de mes. Debemos ser individualistas e ineficaces, hacer lo mínimo posible, mientras esperamos que el sistema se hunda.
La empresa habla una lengua de nadie que sirve para  marcar distancias para desanimar a ese trabajador, complica  lo que podría decir de forma sencilla, elige el vocabulario para aparentar ser más importante de lo que es. Reduce al empleado a puro mecanismo. Tus percepciones, ambiciones y sentimientos pueden ser traducidos en tablas o curvas, y tu trabajo no es más que un procedimiento que hay que racionalizar.
Las empresas no tienen ningún interés en nuestro bien, el trabajo es monótono, aburrido y poco gratificante, las relaciones con jefes y compañeros pueden llegar a ser crueles. Lo que la empresa nos demanda es que nos consumamos en el horario laborar y que sacrifiquemos la iniciativa personal a las directrices de la manada, apremios que para cualquier persona independiente constituyen la vía más directa a la infelicidad.
Maier propone un nuevo método de trabajo: la desvinculación activa, la desmotivación, no aceptar cargos de responsabilidad, reírnos de la política de la empresa y crearnos una buena red de contactos que nos garanticen el futuro en caso de una reestructuración.
Nos incita a utilizar a la empresa, ya que hasta ahora ha sido ella la que se ha aprovechado de nosotros y minar el sistema desde el interior sin que se note.
Debemos ser individualistas, “la empresa no está  destinada para ti así es que no seas tonto no quieras a la empresa, trata siempre de pensar en lo poquito que le puede dar”. Si alguna vez aparece alguien con ideas nuevas, hay  que evitar que esas  ideas perturben el grupo.  En un mundo donde se aconseja ser dócil, el individualista es un factor de perturbación, una fuente de discordia.
Sin embargo, otra vision es que todas las personas necesitamos desarrollar habilidades y destrezas, debemos tratar de superarnos, igualmente que las empresas, tener metas y objetivos, identificarnos como personas de provecho y utilidad.
Somos seres vivos pensantes, con propósitos  e ideales y muchas se hacen realidad  por medio del trabajo y de los esfuerzos que hagamos en la vida.
No nacemos para morir sin mas. Los seres humanos necesitamos vivir, y una forma de hacerlo bien es trabajando, produciendo, desarrollándonos como personas. El trabajo nos brinda esa oportunidad de desarrollo, sustento y sostenibilidad, además podemos lograr muchas metas, sentirnos productivos, y provechosos.